martes, 19 de mayo de 2009

Eurodepresión


Como una barca a la deriva España zozobra y se hunde ya por todos los lados imaginables en el escaparate de los tiempos corrientes. La actuación de la representante española en Eurovisión no pudo estar más al hilo de la pantomina que es este festival retrógrado, zafio y cutre. La pilingui de turno que nos representaba era una tal Soraya. No le voy a quitar méritos a su voz y a su cara bonita, pero de ahí a representarnos hay unas cuantas millas de distancia. La tipa está tintada hasta el alma y la canción en cuestión, además de penosa, es la mitad en español y la mitad en inglés, ea. De la letra ni hablamos y para más reflujo de influencias externas a la península, sale rodeada de varios monos danzarines contorneando sus tintes imposibles que bien podrían ser malas imitaciones suecas o modernos osos polares. La quintaesencia del espíritu patrio, vaya. Si tuviéramos un poco de dignidad imitaríamos a Italia y nos retiraríamos de este festival titiritero. Y para finalizar, la moza, olvidándose de la existencia de la solemne humildad, con su penúltimo puesto en el bolsillo, se envuelve en excusas ajenas a su inasumible batacazo.
Digas lo que digas te lo has ganado, bo-ni-ta.