jueves, 25 de noviembre de 2010

martes, 16 de noviembre de 2010

El Angel Venezolano






Desde las blancas alturas, allí donde se vislumbran los sueños eternos de los dioses, sobrevolando la selva venezolana, el pequeño pájaro mecánico dirigía su frágil vuelo de manera constante y absorvido por las futuras vistas de la Laguna de Canaima y el Salto del Angel, el cual, comprendió que la mejor manera de abrazar su destino era estar acompañado del volcán de agua durante sus casi 1000 metros de caída infinita.




jueves, 28 de octubre de 2010

Hono-o-daiko


El exclusivo espectáculo Hono-o-Daiko de tambores milenarios japoneses presenciado en el Círculo de Bellas Artes desplegó un ejercicio de una energía y una precisión evocadora y rítmica inaudita, bañada en una sútil belleza y en la práctica de una furia musical extraordinaria.
Entre las columnas vibraron los tiempos y contratiempos de estas 4 pequeñas y enérgicas japonesas. La solemnidad imperial de movimientos y ritmos rememoraron los tiempos del Japón antiguo cuando estos tambores se utilizaban con un propósito intimidatorio contra los enemigos, así como para pasar órdenes de mando, y posteriormente para su utilización en la música religiosa budista y shinto.
El espectáculo me transportó a la época remota de los Samurai, imaginando a las tropas y ejércitos formar en el campo para librar la batalla. Emotivo y sobrecogedor fueron los denominadores comunes al espectáculo y, no me cabe duda, a la batalla.


http://www.youtube.com/watch?v=RxECMI3Pduc&NR=1
http://www.youtube.com/watch?v=cJtAjEwzgks&NR=1

jueves, 14 de octubre de 2010

Potestatis


Las alas del poder se despliegan largas e invisibles mientras sus severos principios se degradan y las enérgicas ansias anhelan los paraísos antes inalcanzables. Orgullosos de ser pisotean la olvidada ética. La posición de privilegio atrae a sus lobos acólitos, su falsa cercanía denota su hipocresía convulsa y su espíritu agonizante abraza la inanición.

martes, 21 de septiembre de 2010

domingo, 19 de septiembre de 2010

Flora


Doctorada en físicas alimenticias por Cambridge, Flora no descansa en su empeño de probar todo tipo de alimentos para continuar sus investigaciones estomacales. El arte de pedir no tiene secretos para esta bella cleopatra de brillante y suave pelo negro azabache. A las horas del almuerzo, la elegante investigadora se desplaza lentamente desde el comedor al salón para allí escudriñar entre libros, hojas, bolígrafos y todo tipo de enseres expuestos encima de la mesa. Elige uno y lo transporta hasta los comensales, en la sala contigua, a cambio de una muestra alimenticia para sus futuros estudios y conclusiones.

Muchos animales de dos patas no le llegan ni a las pezuñas a esta inteligente, noble y buena persona.

martes, 14 de septiembre de 2010

G&C



Esta temporada predomina el color blanco, combinado con el duro frío robótico, la cabeza rapada de sentimientos correctos y la irrefutable postura desdeñosa contra todo lo que huela a moda y demás heces de modisto.
De la colección Verano-Otoño 2010, por Gilipollio y Chumino.

viernes, 18 de junio de 2010


El guerrero samurái, extenuado y respirando aún abruptamente, mantenía su katana estirada como prolongación de su brazo mientras miraba de reojo los cadáveres que le circundaban y que inermes, cubrían el campo de batalla. Mientras, la última gota de sangre se suicidaba dejándose caer lenta y religiosamente desde el filo de la espada, recorriendo la breve distancia que le separaba del árido suelo, no sin antes y entre medias, oír el último graznido del solitario cuervo que había observado la enfervecida y elegante lucha por la supervivencia desde el árbol de Sakura más cercano.

lunes, 7 de junio de 2010

La manera de recogerse el pelo


Se conocieron en la boda del francés, un amigo común. El encuentro se produjo en una pequeña villa cerca de la frontera con el país galo. Serena. Nico. Serena despedía una delicada sutileza sólo digna de miradas sensibles a los mínimos detalles. La prolija sensualidad de cada paso sobre las piedras del jardín, su hundido olor corporal, sus marcados hombros, cada uno de sus estilizados dedos, el anillo en su pie derecho, la tinta discontínua que subía de su talón izquierdo hasta la corva, los finos tirantes de su vestido, las dispersas pecas de su espalda, la caída de su mirada, el bello susurro de su voz, la tersa piel de su cuello, el sutil balanceo de sus pendientes, la dura tirantez de su pelo, la marcada nocturnidad de su columna vertebral, el huidizo mechón de su recogido, la profunda alevosía de sus ojos...
Tres puñaladas en el cuello, con la aguja del pelo, bastaron para lacrar el último aliento de Nico bajo las aguas del pequeño lago de nenúfares que acogía el desposorio.

A ella, de él, no le atraía nada.


lunes, 24 de mayo de 2010

Apaga tus excusas



Corta las bridas de tu ruido mental, aparta ya el miedo de una vez y haz lo que tengas que hacer. Es más tarde de lo que piensas.

lunes, 5 de abril de 2010

Desposorio



Y a la llamada de los novios no acudió nadie.

lunes, 1 de marzo de 2010

Viaje noctívago


Aparecí en el país helvético para encontrarme con unos buenos y viejos amigos. El pequeño Danilo impulsó aún más ese encuentro, así como el rápido devenir y la longeva distancia que nos separan. Fue en Basilea y después en Berna donde discurrieron unos deliciosos días, largos y tranquilos, lejos de Brasilia, lejos de Madrid.
En Berna, nos alojamos en la casa de unos familiares, una casa baja de dos pisos, con aspecto apacible y pintada de color pastel, era un cobijo entrañable que daba a un jardín maravilloso de plantas de todos los géneros y tamaños. Este jardín finalizaba en un pequeño local contiguo, el cual, ejercía de conservatorio a la vecindad y del que por sus destartalados ventanucos salían a respirar alegremente las negras y las blancas, las corcheas y las locuaces semicorcheas. Los silencios, invisibles para los oídos, salían dignos y respetuosos a sus marciales tiempos mientras observaban con desdén el alboroto de sus compañeros de partitura en ese recreo musical imperante. Las síncopas saltaban de planta en planta de manera desordenada, las negras se posaban presumidas en las rosas amarillas de manera rítmica, así como las redondas se olvidaban durante cuatro tiempos de cambiar de arbusto.
Por la noche ya, los anfitriones, después de una exquisita cena y una serena y miscelánea conversación en francés, español y brasileño, nos acomodaron en nuestros aposentos como si de un pequeño hotel rural se tratara.
Mi camarote era amplio, el ventanuco daba al jardín y una vasta y maravillosa biblioteca cubría la extensa pared de la cabecera de mi cama, como si de un mascarón de proa de un navío del siglo XVI se tratara. Eleven anclas, zarpamos. Cientos de tripulantes observaban mis movimientos en cubierta como a un ser extraño proviniente de una tierra lejana, mientras no dejaba de intentar descubrir cuales eran sus nombres. Todas sus miradas se me clavaban como arpones en alta mar, mientras ya sólo me interesaba en algunos de ellos. Alcancé a examinar a alguno de ellos tranquila y sosegadamente, entre los rumores que salían del fondo bibliotecario. Según transcurría el tiempo, algunos empezaron a serenarse por mi continuada presencia entre ellos, otros aún mantenían cierta tensión y otros, orgullosos de sí mismos, continuaban sin dirigirme la mirada.
Cayendo suavemente la noche, creció mi interés por aquella lustrosa biblioteca aunque el cansancio acumulado durante el día venció finalmente mis últimas fuerzas y caí serena y contundentemente como una estatua derribada en favor de los derechos de los hombres. Comenzaba el viaje. A lo largo de toda la noche, tuve que enfrentarme a todos y cada uno de los tripulantes del navío, unos cayeron pronto, otros se rindieron sin más, otros ofrecieron resistencia, y algunos más resultaron durírismos de doblegar, pero a primera hora de la mañana, con el primer rayo de luz, extenuado y casi enfermo por la agotadora lucha, abrí los ojos sintiendo todo el saber adquirido de aquellas almas pertenecientes a los múltiples tripulantes durante aquel dispar viaje noctívago.

martes, 26 de enero de 2010

Remar hacia el interior



Mientras el océano saluda fatigado y juvenilmente a su llegada a tierra firme, otros parten a dialogar por alta mar recordando que hubo un tiempo en que descubrir otros horizontes era un privilegio o la única oportunidad de unos pocos de correr una aventura restringida solamente a valientes, desesperados y buscavidas. La vuelta siempre era duda.