No me provoca usted ningún interés.
Suelo dejarme llevar por las melodías
que surgen de aquellas cuevas donde se instalan los momentos más bellos en la
vida de una persona. Esa vida que te arrastra violentamente contra la pared se conforma en un charco rojizo donde se aúnan las energías, los deseos y las frustraciones
de los alientos. Ahora, la imagen borrosa de un lago helado y envuelto en la penumbra oculta bajo lso chopos los lejanos acordes menores de una guitarra.
Esos acordes son engullidos por estallido de los anfibios rompiendo la frontera que les separa de su mazmorra acuosa. El
desajuste instantáneo de su temperatura corporal se resuelve dejando que la
gravedad los sumerja de nuevo.